LA ERA DEL MARKETING
Durante la mayor parte de este periodo, “medios”, como tablillas de
arcilla, los pregoneros y los letreros en las tabernas eran la mejor forma de
comunicar un producto o servicio. No fue sino hasta las últimas décadas de este
periodo cuando aparecieron los primeros impresos de anuncios públicos.
LA ERA DE LA COMUNICACIÓN MASIVA
Desde el siglo XVIII hasta los primeros
decenios del siglo XX, los publicistas fueron adquiriendo mayor capacidad para
llegar a segmentos más grandes de la población, primero mediante imprentas más
veloces y después por medio de las transmisiones.
LA ERA DE LA INVESTIGACIÓN
La publicidad, en su evolución como
potencia de marketing, se ha convertido en una fuerza económica y social importante.
Quienes ejercen la publicidad están sujetos al escrutinio estrecho del público
y se encuentran trabajando dentro de un complejo marco de leyes y reglamentos.
El cambio más importante de la publicidad del siglo XX tal vez sea el sentido
de responsabilidad social que tienen los publicistas.
EL INICIO
Anunciarse es parte de la naturaleza
humana.
Las personas que dieron al mundo la
Torre de Babel dejaron la primera evidencia de publicidad: Una tablilla de
arcilla babilónica, aproximadamente del año 3000 A.C. que contiene
inscripciones de ungüentos, un escribano y un zapatero. Papiros exhumados en la
ruinas de Tebas muestran que los antiguos egipcios contaban con un medio mejor
para escribir sus mensajes. (Los anuncios conservados en papiros ofrecen
recompensa a quien capturara o devolviera a esclavos fugitivos). Alrededor del
año 1100 D.C.., los taberneros Franceses usaban para promover sus finos vinos,
haciendo que un pregonero del pueblo sonara un cuerno, reuniera a un grupo de
gente y ofreciera muestras de vino.
Los comerciantes Romanos también
tuvieron nociones de la publicidad. Las ruinas de Pompeya conservan letreros de
piedra o terracota que anunciaban lo que vendían los comercios: una hilera de
jamones para una carnicería, una vaca para un establo, una bota para un
zapatero. La publicidad exterior ha resultado ser una de las formas más
perdurables de publicidad. Sobrevivió a la caída del imperio Romano y se
convirtió en un arte decorativo de los hostales de Europa de los siglos XVII y
XVIII. En aquellos tiempos, el analfabetismo era general, por lo que los
hostales competían entre si para crear letreros atractivos que todo el mundo
pudiera reconocer. Esto explica los encantadores nombres de los viejos
hostales, sobretodo en Inglaterra, como: “Las tres ardillas”, El hombre en la
luna”, y “El hoyo en el muro”.
La publicidad y el siglo XXI La evolución de la publicidad
El anuncio de Lux de 1935 que se presenta en la ilustración 3.1 es
muy extraño para los públicos contemporáneos. Sin embargo, es típico de su
tiempo y muy probablemente tenía mucho sentido para su público original. En la
década de 1930, en medio de la Gran
Depresión,
la ansiedad por perder el marido y divorciarse —y por tanto, el bienestar
económico— no era in—fundada. Dirigido a una nueva generación de amas de casa,
con ansiedad por quedar excluidas del mundo moderno de sus maridos, durante un
periodo en el que perder la fuente de ingresos podría significar la pobreza
absoluta, o algo peor, en una sociedad en la que el baño diario todavía era
raro, pero en el que la atención por la higiene personal iba en aumento, un
anuncio como éste podría apretar el botón correcto. Si Lux podía “eliminar el
olor a sudor de la ropa interior”, podría salvar algo más que colores y telas.
Podría salvar matrimonios. Si la indiferencia romántica de Bob continúa, Saily
podría pronto estar de regreso con mamá o en la calle. Pero con Lux en escena,
Bob vuelve a casa para la cena. Si bien algunos anuncios de hoy usan la misma
técnica general para vender desodorantes, jabones y productos para la higiene
femenina, este anuncio no es leído de la misma manera hoy que en 1935. Los
anuncios son parte de sus tiempos. Hoy día, es muy probable que Saily tuviera
un trabajo y que estuviera mucho menos vulnerable económicamente y aislada en
el aspecto social, sin mencionar que Saily y Bob se bañarían con mayor
frecuencia.
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